La pèrdua i el dol // La pérdida y el duelo
En pocs dies tancarem, un any, una etapa, que ha set molt complicada per molts de nosaltres. Aquesta crisi de salut global, ens ha posat a prova, ha apel·lat a la nostra part més humana, ens ha fet ser col·laboradors, responsables i sobretot, ens ha pres la nostra llibertat. No se vosaltres, però ara per ara, del que més tinc ganes és de dir: adéu 2020!
Aquest ha set un any especialment dur, donat que el coronavirus s'ha emportat molts dels nostres éssers estimats de cop, sense avisar, sense ni tan sols poder-nos acomiadar... El fet que, en moltes ocasions, ni tan sols s'ha pogut realitzar el ritual (enterrament) d'acomiadament, ha generat un gran patiment psicològic, i si això hi afegeixes que aquella persona que ha tingut aquesta pèrdua sobtada, ràpida i dolorosa, no té recursos o estratègies personals d'afrontament, pot ser que desenvolupi el que s'anomena "dol patològic".
És per aquest motiu que he decidit fer aquest post, per ajudar-vos, per ajudar-me.
D'acord amb Medina et al. (2020) el dol és una resposta natural davant de la pèrdua d'un ésser estimat. És un procés únic i personal de cada persona, és intransferible, cada persona el viu de la seva manera. És per aquest motiu que cada persona necessita un temps diferent per elaborar-lo. No és una malaltia, sinó que és una reacció esperable i totalment normal. De fet, en la majoria de casos, el dol desenvolupa una funció adaptativa i no necessita intervencions psicofarmacològiques.
[Aquestes ha de tenir un inici i un fi... continuem reexperimentant en el temps aquesta mort i tenim alts nivells d'ansietat... podríem estar desenvolupant un trastorn per estrès postraumàtic]
Versión en castellano:
En pocos días cerraremos, un año, una etapa, que ha sido muy complicada para muchos de nosotros. Esta crisis de salud global, nos ha puesto a prueba, ha apelado a nuestra parte más humana, nos ha hecho ser colaboradores, responsables y sobre todo, se nos ha llevado nuestra libertad... No se vosotros, pero hoy por hoy, de lo que más tengo ganas es de decir: adiós 2020!
Este ha sido un año especialmente duro, dado que el coronavirus ha llevado muchos de nuestros seres queridos de golpe, sin avisar, sin ni siquiera podernos despedir ... El hecho de que, en muchas ocasiones, ni siquiera se pudo realizar el ritual (entierro) de despido, ha generado un gran sufrimiento psicológico, y si esto le añades que aquella persona que ha tenido esta pérdida súbita, rápida y dolorosa, no tiene recursos o estrategias personales de afrontamiento, puede ser que desarrolle lo que se denomina "duelo patológico".
Es por este motivo que he decidido hacer este post, para ayudarles, para ayudarme.
De acuerdo con Medina et al. (2020) el duelo es una respuesta natural ante la pérdida de un ser querido. Es un proceso único y personal de cada persona, es intransferible, cada persona lo vive de su manera. Es por este motivo que cada persona necesita un tiempo diferente para elaborarlo. No es una enfermedad, sino que es una reacción esperable y totalmente normal. De hecho, en la mayoría de casos, el duelo desarrolla una función adaptativa y no necesita intervenciones psicofarmacológicas.
Cuando afrontamos un duelo, nos encontramos ante una situación vital estresante que nos genera alto sufrimiento, ya que se trata de una vivencia que nos afecta en diversas esferas: a nivel emocional, a nivel relacional, a nuestros pensamientos, en nuestras creencias ... La muerte de un ser querido supone una ruptura de un vínculo preciado, un antes y un después, por lo tanto nuestro mundo interno cambia, se debe reconstruir sin tener "físicamente" a esa persona.
La pérdida, es inherente a la condición humana. A lo largo del ciclo vital, vivimos múltiples pérdidas, en mayor o menor medida a lo largo de la vida: pérdida de un trabajo, un aborto, la emancipación de un hijo, un divorcio ... Todas estas experiencias nos ayudan a crecer como personas y nos ayudan a irnos convirtiendo en "expertos del duelo".
El duelo pasa por varias fases. De acuerdo con la Dra. Elisabeth Kübler-Ross, hay 5 etapas por las que siempre pasamos cuando sufrimos una pérdida (en menor o mayor grado):
1. Negación / shock: es una reacción muy habitual después de la pérdida. Es como una sensación de incredulidad, "no me creo que esto sea real". En esta fase puede aparecer: insensibilidad, euforia, despersonalización, dificultad de concentración, ataques de ansiedad, pensamientos obsesivos / intrusivos, irritabilidad ... La muerte de la persona nos supera, nos invade, y utilizamos mecanismos de defensa más caóticos. Esta fase lo que permite es que, de manera gradual, vamos afrontando el impacto emocional producido por el evento vital estresante (la negación hace una función protectora.
[Estas deben tener un inicio y un fin ... seguimos reexperimentar en el tiempo esta muerte y tenemos altos niveles de ansiedad ... podríamos estar desarrollando un trastorno por estrés postraumático]
2. Ira: en esta fase se activan todos aquellos sentimientos relacionados con la impotencia y la frustración. De acuerdo con Flórez (2002) es una etapa caracterizada por la tristeza, el insomnio, el agotamiento, los sentimientos de culpabilidad, entre otros. También aparecen pensamientos como: ¿por qué a mí ?, ¿por qué ahora? (Medina et al., 2020).
3. Negociación / pacto: es una fase donde la persona ya empieza a tomar contacto con la realidad y empieza a hacer cosas ante esta situación. El sentimiento que más suele aparecer es el de querer volver atrás.
4. Depresión: en esta etapa la persona va asumiendo la pérdida y por tanto, comienza la parte más emocional asociada a ella: tristeza, nostalgia ... No es una etapa patológica, si no es una etapa donde el dolor permite la elaboración de la pérdida.
5. Aceptación: es un estadio donde predomina la comprensión. En esta fase la persona acepta la realidad y ya no tiene tendencia a buscar culpables. En este momento, la persona siente tristeza y añoranza, pero incorpora el perdón, la reconciliación, el recuerdo ... Es en este punto donde suelen aparecer los "rituales de recuerdo", ir a lugares donde solías ir con esa persona ... aquí es donde la persona reestructura y reconstruye su vida incluyendo la pérdida de la persona amada, hace cambios relacionados con esta nueva identidad.
A nivel psicológico, consideramos que el duelo se complica cuando a la persona le faltan (de manera excesiva) los recursos y estrategias que le permiten responder de manera adecuada y adaptativa ante esta situación vital. Para identificar un duelo complicado hay que fijarse en dos variables: 1. Tiempo y 2. Deterioro global de la persona (no funcionamiento diario, pérdida del trabajo o de amistades, depresión, ansiedad, somatizaciones, mecanismos de negación rígidos .. .)
Worden, JW, Aparicio, Á., & Barberán, GS (2013), nos hablan de las tareas del duelo: 1) Aceptar la pérdida, 2) Trabajar las emociones relacionadas con ella (expresar nuestros sentimientos), 3) adaptarse a un nuevo medio / una nueva realidad donde el difunto no está y finalmente 4) Recolocar emocionalmente a la persona que ha muerto y continuar viviendo.
Me gustaría que uso quedarais con una idea que a mí me parece esencial: NO patologizar el duelo. Es un proceso largo, dura más de un año y como ya hemos dicho cada persona tiene su ritmo. Es importante tener paciencia, darse tiempo y espacio para llorar a la persona amada, para echarla de menos y para recordarla. Negando la situación el dolor no desaparece, sino que perdura. Elaborar el duelo implica que se podrá recordar a la persona, pensar en ella sin sentir un dolor tan intenso ... no significa, ni mucho menos, olvidarla, sino seguir viviendo con su pérdida.
Y como siempre, cualquier cosa, no dude en ponerse en contacto. Gracias por leerme.